El nacimiento y recorrido de la plaza del Quirigua y de sus vendedores
Además de cumplir su función como espacio comercial, las plazas de mercado, incluyendo la del Quirigua, desempeñan un papel importante en la preservación de las tradiciones del país, ya que se consideran lugares con arraigo histórico y cultural. A pesar de su importancia, la historia de estas plazas a menudo resulta desconocida o incompleta tanto para la comunidad como para los medios de comunicación. Por esta razón, decidimos preguntar a algunos de los vendedores de la plaza del Quirigua acerca de los orígenes de este emblemático sitio.
La plaza del Quirigua, según relatan los comerciantes, tuvo sus humildes comienzos en la década de 1970 como un espacio abierto, donde los vendedores operaban de forma independiente. Inicialmente, se ubicó en el barrio Quirigua, pero en un punto distinto al actual, cerca a la iglesia del mismo barrio. Posteriormente se trasladó al barrio Bachué, y finalmente se estableció en el lugar que ocupa ahora. Más adelante, las plazas de mercado recibieron reconocimiento oficial por parte de la alcaldía, y se inició la construcción de los espacios que conocemos en la actualidad. Entre ellos se encuentra la plaza del Quirigua, la cual fue inaugurada en 1976. Según una vendedora, estas plazas han estado bajo la supervisión de varias entidades reguladoras. A lo largo de los años, se han llevado a cabo reformas y transformaciones en las plazas de mercado necesarias para adaptarse a los cambios sociales y económicos que han surgido con el tiempo, y siguiéndole el ritmo a una era digital, un ejemplo de ello fue la incorporación de formas de pago más tecnológicas, como las tarjetas de crédito y los pagos desde los teléfonos móviles.
Un par de años después, la plaza ha sido dividida en diferentes secciones, como frutas, verduras, hierbas, artesanías, entre otras; y que existen normas establecidas para mantener una convivencia adecuada entre los comerciantes, así como sanciones. Sin embargo, desde que el IPES se hizo cargo de la administración, según sus palabras, han sentido que el espacio de la plaza ha estado un poco "abandonado”, quejándose de los altos precios de arriendos en locales, problemas con el manejo de los locales y demás cosas con lo que están inconformes con esta administración.
Hoy en día, la plaza del Quirigua perdura como un punto de encuentro esencial para la comunidad, manteniendo su relevancia entre la clientela a lo largo de los años. Este espacio es el escenario donde se ofrecen productos que no solo satisfacen las necesidades cotidianas, sino que también son un reflejo vivo de nuestras tradiciones. En un constante esfuerzo por servir a la comunidad, la plaza logra entrelazar de manera armoniosa las raíces tradicionales con las demandas de la modernidad.